A las cinco de la tarde, en la ermita de las Candelas se procedía al encendido y bendición de las velas antes de iniciarse la tradicional procesión hasta el templo de San Mateo. Nada más franquear la puerta para iniciar la subida de la Virgen, se soltaron unas palomas en medio del júbilo de los asistentes.Una vez en San Mateo se celebró una Eucaristía oficiada por el Padre Juan Vázquez, misionero de la Preciosa Sangre, que sustituía al Padre Paulino, párroco de San Mateo que este año no ha podido asistir por encontrarse fuera de Cáceres.
Una vez finalizada la Misa la Virgen regresó a su ermita, dando por finalizadas las fiestas en su honor.
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