Él les
pidió monedas para comprar comida. Nadie en la Iglesia le dio algo. Entró en el
templo e intentó sentarse en la parte de adelante, pero alguien le pidió que se
sentase en la parte de atrás del templo. Él saludaba a las personas que le
devolvían miradas llenas de asco y de desprecio al mirarlo de la cabeza a los
pies. (Seguir leyendo)
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